miércoles, 15 de octubre de 2014

Los Peregrinos y la Edad Media


Los Peregrinos y la Edad Media

 

Desde el siglo XI después de Cristo, con el advenimiento de las Cruzadas, y el supuesto hallazgo de los restos del profeta Santiago en la ciudad que lleva su nombre en Galicia, la palabra peregrino, se generalizó, para quienes se aventuraban a marchar a Roma, a Jerusalem, o a Santiago de Compostela, y se da como un hecho que proviene como vocablo de la antigua Roma, refiriéndolo a su aplicación a los extranjeros.

Sin embargo su significado se atiene más a la aplicación que recibió en la Edad Media, que a una actividad probable durante el Imperio Romano.

En efecto, los que en grupo o individualmente, se lanzaban en recorridos muchas veces ignotos, para llegar a alguno de esos tres destinos, debían atravesar campos, muchos de los cuales tenían dueños.

En latín todavía vigente aunque derivado a un inicial romance, en esos tiempos el paso por los campos, se expresaba “per agri”, ya que el vocablo latino usado para campo era “ager-agri”

Esos dueños eran variados y de actitudes diversas durante la Edad Media, y el paso de desconocidos que destruían siembras, consumían alimentos, y a veces robaban,  saqueaban, o violaban, no era bien visto por muchos de ellos.

Debían entonces los que estaban en tránsito, pedir permiso para hacerlo a los Señores, o luchar con ellos para atravesarlos, siendo este paso “per agri” el que los caracteriza como “peragrinus” y luego como peregrinos.

El dominio hegemónico de los romanos sobre su territorio, y el concepto de propiedad que tenían y ejercían, no deja margen para que estos “pasos” se hubieran podido ejercer en el período del imperio.

Surge entonces la convicción (muchas veces comprobada con otros vocablos) de que esta palabra, incorporada en los diccionarios latinos sin especificación de tiempo de uso inicial, haya surgido en los períodos de referencia (Siglo XI y siguientes) en el uso aun vigente del latín ya camino a sus derivados, ya que no responde a una tipificación de tiempos romanos.

Aún hoy el uso del cayado y manto, por los peregrinos a Santiago,  remite a un prototipo medieval, consolidando el tiempo de consustanciación de la palabra con su significado.



 

Ing. Manuel Vila

 

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